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El extraño caso de Erick Dampier

Robbin Barberan - 09/11/2010 20:24

Hace unas semanas, se informaba del acuerdo al que habían llegado los Rockets y Dampier para incorporar al veterano pívot en las filas del conjunto texano, debiendo esperar unos días a que se solucionasen un par de detalles. Mas, al final, Dampier no fichará por los de Houston, volviendo a especularse con la posibilidad de que los Raptors sea el conjunto más interesado en sus servicios. Todo ello ha sucedido tras dejar en el camino numerosas dudas. Veamos alguna de ellas.

Empecemos por el jugador: Erick Dampier fue elegido por Indiana en la 10ª posición del ya lejano draft de 1996, habiendo entrado esta elección en el traspaso que involucraba a Mark Jackson y Jalen Rose. Tras un gris año de debut, es enviado a los Warriors en un intercambio con el que los Pacers consiguen a Chris Mullin, y es en la bahía donde Dampier empieza a ser reconocido. Allí estuvo 6 años, siendo el último el mejor de todos, convirtiéndose en uno de los más perseguidos agentes libres del verano en 2004.

El nuevo rumbo que decide tomar Dallas al no competir con los Suns por el contrato de Nash se ve reflejado en la adquisición del pívot (mediante la fórmula de un sign&trade, con varios jugadores involucrados), cuyo protagonismo aumentará con la llegada de Avery Johnson al banquillo en lugar de Don Nelson. Con luces y sombras, además de la irregularidad como una de sus principales características, apreciamos en ese momento las mayores virtudes y defectos del jugador: gran poder de intimidación y buena defensa en individual, apoyo en el rebote y buena efectividad en las cercanías del aro, con más problemas cuando se trata de lograr crearse sus posiciones de tiro y pobre porcentaje desde el tiro libre. Pese a ser una importante pieza en la rotación de los Mavs que llegan a las finales del 2006, en algunas ocasiones es considerado como una enorme carga salarial para su franquicia por pobre rendimiento.

Precisamente, éste ha ido cayendo de forma notable en los últimos tiempos, hasta el punto de que parecía bastante claro que los Mavs iban a traspasar al jugador el pasado verano, por las particularidades de su contrato. Efectivamente, así fue, enviado a unos Bobcats que lo cortaron poco después tras no lograr obtener ninguna oferta que fuese de su interés. Desde entonces, todo lo que ha rodeado a Dampier han sido un mar de incógnitas. Fueron muchos los que dieron por cerrado su fichaje con Miami, mientras otras franquicias parecían sumarse a la puja. Era relativamente lógico: un jugador veterano aún útil, con experiencia en fases importantes de la competición y un precio “barato”. Las semanas pasaban, empezaban las pretemporadas y Dampier seguía sin encontrar equipo, lo que incluso podía llevar a preguntarse hasta qué punto estaba interesado en la nueva temporada. Hasta que se anunció lo que parecía el acuerdo definitivo: se iría a los Rockets.

La cosa tenía su lógica: Yao no puede disputar todos los partidos, sus minutos están reducidos cuando sí juega y el sustituto principal -Brad Miller- tampoco es la alegría de la huerta, además de haber dejado ya atrás el experimento de Hayes y Scola del curso pasado, con resultados relativamente interesantes aunque muy alejados de la élite.

Pero había un problema: Houston tenía ya a 15 jugadores en plantilla, el máximo que las franquicias puede poseer una vez empieza el curso. Sólo uno de ellos, Ishmael Smith, no tiene contrato garantizado, pero no existe interés por parte de los Rockets en cortarlo. Así pues, quedan 2 posibilidades:

  • Cortar a un jugador con contrato garantizado y verse obligado a pagar íntegramente las cantidades de su contrato. Dado que los Rockets están en las cercanías de la barrera del impuesto de lujo, era una opción que no interesaba al suponer aumentar gastos
  • Realizar un traspaso que “deje libre” un lugar en el roster. Ésta fue la opción elegida en un principio, anunciando a Jermaine Taylor que iba a abandonar el conjunto. Y todo se complicó. Por varios motivos. Retrocedamos año y medio:

Es habitual que la noche del draft se desencadene una espiral de traspasos entre varias franquicias, con múltiples intercambios y numerosos jugadores que son anunciados como elecciones de un equipo pero que terminarán jugando con otro. Sin embargo, hubo algo muy especial en el 2009, que jamás había sucedido.

Es habitual que se vendan las elecciones de primera ronda, llegando incluso al pagarse el precio máximo que la liga permite, 3 millones de dólares. También sucede con las de segunda ronda, aunque con cantidades más reducidas.

Houston Rockets compró hasta 3 elecciones en ese draft. En primer lugar, se hicieron con el puesto 32 tras pagar a los Wizards algo más de 2 millones de dólares y escogiendo a Jermaine Taylor. Unos 2 millones pagaron a los Thunder por el puesto 34 con el escogieron a Sergio Llull y algo más de un millón además de una futura segunda ronda a los Pistons por la posición 44 para elegir a Chase Budinger. En total, cerca de 6 millones de dólares, un gasto que se justificaba por las dudas sobre el estado físico de McGrady y el “ahorro” que suponía la lesión de Yao para toda la temporada, pues el seguro se haría cargo de su salario.

De estos 3, bien sabemos que Llull sigue jugando en el Real Madrid, Budinger tuvo un buen rendimiento el año pasado formando parte de la rotación habitual de los Rockets, y mucho menor fue la presencia de Taylor en el equipo, lo que podía hacer lógico su traspaso.

Ahora bien, la idea de cortar a Jermaine ya tenía mayores consecuencias, teniendo en cuenta el relativamente elevado desembolso realizado. Sin que Daryl Morey haya tenido una oferta suficientemente interesante para mover al jugador y crear un hueco para Dampier, nos encontramos con que el fichaje se “ha echado abajo”. La primera muestra de descontento ha llegado del propio Taylor, convencido de poder tener una oportunidad en otra franquicia y descontento con la falta de minutos de juego que le proporciona Adelman.

Y Dampier buscando curro, como tantos otros a lo largo del planeta. ¿Franquicias que necesiten a un interior que aporte defensa y rebote? Unas cuantas, desde Toronto a Miami o incluso Phoenix. Veremos si se resuelve pronto el culebrón o Dampier decide seguir tomándoselo con calma, lo que podría despertar las sospechas de que quizás ya no esté especialmente interesado en el basket.

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