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El replicante y los Cavs

Robbin Barberan - 09/02/2011 23:38

Hay ocasiones en las que la realidad supera ampliamente a la ficción, momentos en que las peores pesadillas aparecen en escena. Como bien saben los aficionados de Cleveland

  • I’ve seen things you people wouldn’t believe. Attack ships on fire off the shoulder of Orion. I watched C-beams glitter in the dark near the Tannhauser gate. All those moments will be lost in time, like tears in rain. Time to die

Lo que el replicante probablemente no imaginó es que los Cavs están en camino de batir todas las marcas de derrotas consecutivas existentes en las principales ligas del deporte estadounidense. Como es bien sabido, el conjunto de Dan Gilbert encadena una racha de 25 partidos sin conocer la victoria, antes de afrontar 8 encuentros seguidos en el Quicken Loans Arena que deberían romper en algún momento (o no) una serie que parece no tener fin.

Y lo curioso es que hubo un instante en el que los inicios parecían esperanzadores.

No es plan rescatar todos y cada uno de los momentos vividos el pasado verano, basta con un simple y sencillo recordatorio: LeBron James anunció en un programa televisivo su fichaje por Miami y el propietario de los Cavs respondió a través de la web del equipo con una carta a sus aficionados en la que “prometía lograr un anillo antes de que el autoproclamado rey logre el suyo”.

Con cambios en la gerencia y en el banquillo, tampoco es que se esperase en general una gran temporada del equipo, pero 3 victorias consecutivas a principios de noviembre, un triunfo con canasta sobre la bocina de Mo Williams ante Milwaukee, e incluso la victoria ante los Grizzlies el 27 de noviembre podían hacer pensar en lo erróneo de esos pronósticos. Para aumentar la intensidad del culebrón y aportar incendiaria munición, el mal inicio de Miami creaba todo un debate sobre la decisión de James y la influencia de su juego en el resultado de sus franquicias.

Pero todo cambió. A lo bestia.

Desde entonces, sólo los Knicks han mordido el polvo ante los Cavs, un único éxito en 36 partidos. En el medio, de todo: lesiones de hombres importantes, duras derrotas en choques decididos antes del descanso e incluso partidos perdidos en los últimos instantes, con la presión aumentando en un conjunto que combina veteranos con muy poca gasolina en el depósito y jóvenes inexpertos. Prácticamente todo lo que podía salir mal, salía peor.

El entrenador de Cleveland, Byron Scott, fue componente de los Vancouver Grizzlies que en el curso 95-96 cayeron hasta 23 veces seguidas, lo que entonces se convirtió en la peor racha durante una misma temporada NBA,  igualado por Denver Nuggets en el curso 97-98. Los propios Cavs tenían una racha peor, cayendo en los últimos 19 partidos de la temporada 81-82 y los 5 primeros del curso siguiente, marcas ambas ya superadas por la propia franquicia.

De hecho, ya surgen voces que llegan a preguntarse por la posibilidad de que igualen o superen el peor registro en una temporada regular de todos los tiempos, en poder de los Sixers del ’81 con 9 victorias y 73 derrotas, aunque probablemente sea algo ya exagerado.  En ese equipo de Phialdelphia su entrenador Roy Rubin fue cesado tras lograr sólo 4 triunfos en 51 partidos, la marca del equipo que dirige Scott es 8-44 en el momento de escribir estas líneas, y su puesto empieza a correr peligro.

Más allá del ya de por sí negativo registro, todo cobra mayor incidencia si pensamos en que los Cavs lograron la temporada pasada el mejor balance de la competición con 61 victorias, haciendo más que probable el que puedan convertirse en el primer equipo de la NBA que pasa del mejor al peor registro en temporadas consecutivas.

Si nos vamos a las principales ligas del deporte estadounidense, nos encontramos lo siguiente:

  • En la NHLWashington Capitals (1974-75) y San Jose Sharks (1992-93) comparten la peor racha con 17 derrotas consecutivas
  • También han superado ya el peor registro en la liga de béisbol/baseball (MLB), en poder de los Philadelphia Phillies con 23 seguidas durante la temporada de 1961
  • El peor registro de todos se da en la NFL (football), donde los  Tampa Bay Buccaneers perdieron los primeros 26 partidos que jugaron en 1976 y 1977

Para evitar batir todos estos registros, los Cavs tienen “la fortuna” de disputar sus próximos 8 partidos como locales, y los 3 primeros son relativamente “asequibles”:

  • Ante Detroit en unos pocos minutos, quienes tienen una marca de 6-21 a domicilio.
  • Frente a los Clippers 2 días después, con 3-17 como visitantes
  • Otros 2 días después reciben a unos Wizards que han caído en todos y cada uno de los 25 encuentros que han disputado lejos de su pabellón

La otra cara de la moneda llegaría después, puesto que el rival serán los Lakers y se vuelve a complicar el calendario, lo que unido a la presión de buscar un triunfo y la motivación de unos rivales que no quieren ser “los primeros en verse derrotados ante Cleveland” podría llevar a una situación esperpéntica.

A la hora de busca los motivos de tan malos resultados, son muchos (múltiples y variados) los frentes a apuntar, puesto que están en la última posición de la clasificación tanto en el apartado ofensivo como en el defensivo si consideramos los puntos anotado o recibidos por posesión.

Hay también que sumar el problema con las lesiones, desde un Mo Williams que se ha perdido varios encuentros hasta un Varejao ya con problemas en el tobillo durante el Mundobasket de Turquía y que ha terminado pasando por el quirófano y perdiéndose así el resto de la temporada.

Privados de su principal referente ofensivo el curso pasado, tampoco renovaron a algunos secundarios como West, Shaq o Ilgauskas -todos ellos en conjuntos aspirantes al anillo, para hacer la herida mayor-, y el rendimiento  del resto de la plantilla tampoco ha sido bueno o medianamente regular. Más allá de encajar casi 12 puntos más de los anotados, son claramente superados también por sus rivales en rebotes, asistencias, robos e incluso tapones.

La defensa se lleva muchas de las más duras críticas. Si es habitual ver cómo el par de Jamison realiza alguno de sus mejores minutos del curso, el hecho de encajar triples con frecuencia y buenos porcentajes también se ha convertido en una constante. Aunque haya recibido mayor repercusión el choque ante Indiana por lo apretado del marcador y la ejecución en instantes finales, es algo que se ha podido ver prácticamente todos los partidos.

Además de remarcar hasta cierto punto la importancia de LeBron James en ambos apartados del juego, han llegado críticas a la decisión por parte de los Cavs de no querer reconstruir el equipo, manteniendo en plantilla a Mo Williams o Varejao en lugar de buscar un traspaso ya el pasado verano, ralentizando el buscar un nuevo dibujo en la franquicia, aunque bien saben conjuntos como los Wolves o los Nets cuán complicado resulta una reconstrucción. De hecho, cabría preguntarse hasta qué punto están interesados en Denver en el traspaso de Carmelo Anthony o si están tratando por todos los medios de “torpedearlo” para evitar llegar a “las mazmorras” de la clasificación.

Ni siquiera los minutos de los jóvenes como Eyenga son una noticia suficientemente buena en Ohio, e incluso han llegado críticas a la consistencia del juego de Hickson, dentro del gris papel de cada componente en la plantilla. Según el anual estudio de Forbes, han perdido un cuarto del valor de la franquicia en un año, aunque sus índices de asistencia al pabellón se mantienen en las primeras posiciones de la competición, debido en parte a los muchos abonos ya comprados durante la temporada anterior.

¿Cuándo llegará el siguiente triunfo de Cleveland? Porque, en estos momentos, pocos son los motivos de alegría de su público, casi más centrado en esperar el fallo del rival.

Es algo que ni el replicante pudiera haber imaginado.

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