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Los nuevos Raptors (y III)

Robbin Barberan - 25/08/2009 23:26

Clásica suspensión de Chris Bosh (Ron Turenne/NBAE/Getty Images)

Si algo ha quedado medianamente estable en Canadá ha sido su juego interior. O su “juego interior”, que dirían sus críticos. Tanto Chris Bosh como Andrea Bargnani permanecen en el equipo, y probablemente compartirán minutos desde el quinteto titular. ¿Eso es bueno o malo? Quizás la mejor respuesta siga siendo el habitual “depende”.

Empecemos por Bosh, faro y guía de la franquicia, que tendrá que sobrellevar lo mejor que pueda los rumores sobre su futuro a lo largo de la temporada, puesto que todo hace indicar que hará efectiva la cláusula en su contrato para convertirse en agente libre durante el famoso verano del 2010. Son 2 las grandes cortapisas que se pueden encontrar los Raptors para la renovación del que ha sido su mejor jugador los últimos años: ¿Qué hace un texano en Canadá? y ¿se aspira en Toronto a luchar por el anillo? En estas dos preguntas se han basado las diferentes elucubraciones sobre el futuro del ala-pivot. En favor de los Raptors, los principales argumentos son que pueden pagarle más dinero que el resto de franquicias y la posibilidad de que este año el conjunto rinda a un nivel muy alto. Difícil, mas no imposible, ¿o sí?

Rodear a Bosh ha sido siempre el objetivo. Sin ir más lejos, el pasado verano intentan complementar su juego con la llegada de Jermaine O´Neal, buscando dar un mayor empaque defensivo al equipo y una nueva arma ofensiva. Desgraciadamente para ellos, la defensa de O´Neal está aún más lejos de su plenitud que el ataque,  por lo que nos encontrábamos -en cierto modo- un juego interior de jugadores repetidos, usando el lanzamiento a media distancia como principal arma para anotar. Y eso que el inicio de Bosh fue escandaloso, con cerca de 27 puntos de promedio y un 54% en el tiro durante el primer mes de competición, en sus mejores momentos desde que llegó a la NBA. Sin embargo, ya conocemos la historia: el balance inicial de 8-7 no era lo esperado, poco después cayó Sam Mitchell y las derrotas aumentaban hasta un 10-17, se multiplicaban los problemas en el equipo y la temporada estaba perdida, por lo que llegó Shawn Marion para aligerar la carga salarial y poder resetear el proyecto este verano, algo que ha sucedido.

LAndrea Bargnani, en labores defensivas (Ron Turenne/NBAE/Getty Images)os críticos de Bosh aluden a su escasa capacidad defensiva más allá de su excepcional timing de salto para el tapón, o al uso de las suspensiones como principal virtud atrás, aunque resulta complicado poner pegas si pensamos en cómo fue el inicio de temporada pasado, una gran sensación de superioridad que escapaba a los siempre simples números. Jay Triano y Bryan Colangelo confían en volver a presenciar su mejor versión como arma principal del estático del equipo.

Otra de las claves del equipo será el rendimiento de Andrea Bargnani, quien sumará a la habitual presión de haber sido elegido el número 1 del draft su reciente ampliación de contrato, que entrará en vigor el próximo verano y por unas cantidades próximas a los 50 millones de dólares en 5 temporadas. Su debut en la liga nos mostraba a un jugador verde, inexperto, a quien le costó ser productivo en el equipo hasta que alcanzó una gran racha de acierto, truncada por una apendicitis en el peor momento del curso, durante la parte final de la temporada. Su segundo año empezó a buen nivel para ir diluyéndose a lo largo del curso, y el año pasado alternó también momentos como referente anotador con otros en los que su presencia era intrascendente, pero son de destacar sus cerca de 19 puntos de promedio desde enero, lo que da idea de su capacidad en la anotación.

Ha mejorado notablemente su defensa y su ataque se basa en su gran arma, el tiro, bien para el lanzamiento, bien para la finta y penetrar, además de su habitual remontada de la línea de fondo para encestar bajo canasta, aunque debe mejorar sus promedios reboteadores para que su equipo pueda cerrar la zona y permitir más transiciones, sin duda una de las intenciones de los Raptors para el próximo curso.

Reggie Evans y Rasho Nesterovic (Jeff Reinking/NBAE/Getty Images)Para completar la rotación en la pintura, destacar en primer lugar el retorno de Rasho Nesterovic, ya en la parte final de su carrera deportiva, y que se marchó traspasado a Indiana el pasado verano junto a T.J. Ford. Más allá de las habituales estrategias de negociación, la vuelta de Rasho pretende simplemente completar las posiciones del interior, utilizando su habitual lanzamiento en la media distancia y una presencia en la zona para completar acciones ofensivas. Algunos momentos de inspiración en ataque pueden hacer que tenga mayores minutos en partidos muy determinados, o también si es capaz de imponer su cuerpo en la pintura, algo no demasiado frecuente en los últimos años pues lejos quedan sus mejores momentos en la liga, en las filas de Minnesota Timberwolves. No tan lejos como los tiempos del prometedor Radoslav Makris en Grecia, eso sí. Su fichaje ha sido por una temporada y cantidades próximas a los 2 millones de dólares.

Uno de los problemas de los Raptors en los últimos años ha sido el rebote. Llegado desde Philadelphia en el traspaso de Kapono, Reggie Evans debe intentar hacerse el amo de los rechaces los minutos que esté en cancha, más aún si tenemos en cuenta sus limitaciones ofensivas y los problemas de altura para defender a otros interiores. Tiene 2 temporadas más de contrato, los que restan del contrato que firmó tras sus notables registros reboteadores en 2006 cuando jugaba en los Nuggets, a unos 5 millones por curso.

El último refuerzo en la pintura ha sido el del joven Amir Johnson, llegado desde Milwaukee tras haber sido traspasado por los Pistons. Los enormes cambios en la franquicia de Detroit le permitieron disputar de más minutos, en los que se sigue mostrando como un jugador intenso en defensa y bregador en el rebote, mas también con carencias ofensivas.

Tanto Johnson como Evans deben suplir a Pops Mensah-Bonsu, quien logró muy buenos promedios en el rebote durante su estancia en Canadá la pasada temporada.

La rotación interior se cierra con Patrick O’Bryant, candidato a ser cortado durante la temporada si no mejora el pobre rendimiento que ha mostrado desde que llegó a la NBA, elegido en el número 9 de la primera ronda del año 2006 por los Warriors y que pocas cosas positivas ha mostrado en Toronto.

EAmir Johnson anota ante Reggie Evans (D. Lippitt/Einstein/NBAE/Getty Images)n definitiva, año decisivo para los Raptors, que potencian el juego exterior con la llegada de Turkoglu y deberán soportar la tensión de la incertidumbre sobre el futuro de Chris Bosh. Un mal inicio de temporada podría llevar incluso a la marcha de Bosh antes del trade deadline, dado que los contratos de Turkoglu, Bargnani y Calderón dejan al equipo sin demasiada flexibilidad a la hora de pujar en el mercado si Bosh dejase a los canadienses en verano.

Sin duda, la peor pesadilla de Colangelo sería que Bargnani no continuase su progresión, que Calderón repitiese los problemas físicos que le han alejado del Eurobasket, que Turkoglu olvidase el salto de calidad al que ayudaron los espacios y ventajas generadas por Dwight Howard…, y que Bosh se marchase en verano, fuese a Knicks, Bulls, Heat o cualquier otra franquicia, volviendo a los momentos oscuros de la historia de la franquicia.

Frente a esa versión triste, la alternativa nos podría presentar a un equipo con un espectacular potencial ofensivo que ha potenciado sus puntos más débiles, capaz de retomar o mejorar los resultados del pasado.

Las opciones quedan abiertas.

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1 comentario en “Los nuevos Raptors (y III)”

  1. ortu says:

    Creo que los Raptors se han movido muy bien este verano, pero aun así me sigue pareciendo que para el juego interior les falta un jugador que se pueda pelear con los interiores con más kilos de la liga. Veo muy dificil que este equipo pueda parar a Howard o O’neal por poner dos ejemplos.

    Por otro lado la contratación de Turkoglu la veo como un gran acierto al igual que la de Belinelli que si tiene minutos y le dan confianza puede hacer mucho daño.

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